por Rufino Hernández
Las bases de la candidatura
ciudadana rechazan las pretensiones de los órganos burgaleses y autonómicos de
Podemos
Estaban sentados a la mesa
familiar. Nadie hablaba. El silencio
cubría todas las estancias del hogar. Solamente el vaivén de cucharas y vasos
rompían la quietud.
Luis, el hijo mayor, con voz de rabia contenida, rompió la calma: “Esto
de Imagina no hay quien lo entienda”
Se rompieron las compuertas que
atenazaban los pensamientos. Aparecieron en cascada los comentarios que, en
forma de terapia, todos comenzaron a emitir, liberándose de esta manera, de las
presiones, de las inquietudes y decepciones que estaban viviendo.
Mikel, el menor de la familia,
comentó:- y ahora ¿Qué digo yo a mis amigos? ¿Cómo miro a la cara a gentes en
los que he confiado y hasta he llegado a querer? Se desperdigará la cuadrilla,
y aparecerán los enfrentamientos personales, gentes
comprometidas e ilusionadas con un cambio político en esta ciudad de Burgos y su provincia, abandonarán, volverán a meterse en su cascarón.
comprometidas e ilusionadas con un cambio político en esta ciudad de Burgos y su provincia, abandonarán, volverán a meterse en su cascarón.
-Para muchos así va a ser,-
respondió Luis- todos sabíamos lo difícil que era crear un movimiento ciudadano
autónomo y con un muy definido sentido político desde la base, un movimiento
político que conjugara las acciones en la calle con las instituciones, llevando
a éstas las preocupaciones y anhelos de los vecinos. Profundizamos y nos
dejamos seducir por la palabra “empoderamiento”, quisimos ser consecuentes: que
los vecinos fueran los protagonistas del cambio, nos dimos un mínimo de
estructura y hasta un código ético, y ahora, en un instante, parece que todo
desaparece, se nos viene abajo-.
-Ya os lo decía yo-comentó
Andrea, la madre,-los proyectos y las ideas eran perfectas, preciosas. Ya
sabéis que siempre os he apoyado, aunque también os advertí de los problemas:
de los tipos oportunistas que se aprovechan de personas de buena voluntad, de
los arribistas que buscan en estos movimientos una forma de ganarse la vida, de
profesionalizarse en la política; individuos que se creen los poseedores de la
verdad absoluta, que tienen un sentido mesiánico de su existencia y creen que
fuera de la política no hay vida.
Todo esto que siempre os he dicho
es parte de esa vieja política que ellos mismos tantas veces han denunciado.
Qué poco hemos avanzado y qué
torpes seguimos siendo los seres humanos. ¡Hijos, animaos! La vida termina
poniendo todas las cosas en su sitio.
Juan, el padre, cabizbajo y
meditabundo, escuchaba. Después de unos interminables segundos de silencio,
tomó la palabra:- No podemos tirar la toalla, tenemos que ser leales con
nosotros mismos y con el proyecto que entre tanta gente hemos puesto en
funcionamiento, proyecto en el que creemos, al que tantos esfuerzos hemos
dedicado y en el que tantos compañeros y compañeras nos hemos embarcado.
Tenemos que seguir dispuestos a
continuar desbrozando el camino que hace ya más de tres años nos propusimos
convertir en alameda. No tenemos prisa, porque
tampoco tenemos ambiciones personales, aunque tenemos que ser activos
contra la reacción que van a llevar a cabo contra nosotros: intentarán
desacreditarnos a nivel personal, porque políticamente no tienen argumentos,
nos culparán de todos los hechos que
ellos han cometido y, en este camino, tendrán el apoyo del Diario de Burgos y
demás medios locales e institucionales.
El tiempo nos dará la razón,
debemos dejar claro que todos no somos iguales, que estamos convencidos y
dispuestos a seguir esforzándonos para que este mundo, en esta ciudad de
Burgos, en esta provincia de Burgos sea posible el cambio y, en este camino, Imagina
sigue siendo un instrumento válido e imprescindible.
Es el momento de recordar la
frase que nos decía el profesor, recordad: “no estamos vencidos, somos gentes
que luchan por una causa invencible”-.
Cuando estaban en este estado de
convulsión ideológica y vital, donde se mezclaban las preocupaciones con la
esperanza, el escepticismo con la ilusión y el reproche con el deber, sonó el
timbre de la casa.
Era Antonio, el abuelo que, dándose cuenta del
complicado momento en que había llegado, preguntó: ¿Qué celebráis con esas
caras? ¿Dónde están mis nietas? Hizo un barrido por toda la sala a través de
una mirada escrutadora, intentando descubrir las causas de aquel clima
enrarecido, y tomó asiento en su lugar preferido.
-Las niñas se habrán entretenido,
están en unos talleres que tienen de
ecología y feminismo, no creo que tarden-, contestó Andrea. Al mismo tiempo
Mikel contaba al abuelo con todo detalle lo acaecido durante la cena.
Antonio, incorporándose y tomando
una postura más dinámica en el asiento, con voz firme y solemne, comentó:
-Ahora hay que trabajar más duro,
no podemos perder ni un minuto, ni dar ventaja a la “contra”, ni ofrecer
motivos para que el de la Rosa y
Fernández Santos aplaudan con sus orejas.
Además, ¿no veis la lucha que estamos llevando
los jubilados y las mujeres? No podemos permitir que cuatro ambiciosos quieran
detenernos en estos momentos tan importantes.
Chicos, continuó diciendo Juan,
acercaos, démonos un abrazo, unamos nuestras fuerzas con las fortalezas de
otros muchos vecinos y amigos, que las calles y las instituciones nos esperan-.
-Abuelo, así se habla- dijo Luis
levantando la voz, mientras se abalanzaba hacia Antonio para darle un abrazo.
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